martes, 1 de junio de 2010

Apología del espermatozoide

(Para Revista NUESTRO MUNDO)

Me cuesta creer que el niño que está aquí sentado frente al televisor comiendo canguil, impertérrito y sin moverse nada durante cuatro horas haya sido alguna vez el atlético espermatozoide que en durísima carrera venció a millones o billones de hermanos e implacables competidores. Pero sí, es la dura realidad. Es el mismo. Solo que vestido con pantalones que se sujetan en la cadera y con bastas que se muelen bajo los zapatos. Ese mismo sujeto ahora es incapaz de moverse, hacer ejercicio o realizar una simple caminata al parque.
Si bien no conocemos mucho de la vida deportiva del espermatozoide, estamos seguros de que es capaz de dar la vida en su carrera tan intensa. No sabemos si el espermatozoide suda, pero es comprobado que se las arregla como puede para llegar a la meta, a diferencia de ese muchacho que olvida que cuando fue espermatozoide no andaba preocupado de que los zapatos sean Reebok o el calentador Adidas.

¡En qué momento se produjo el cambio? El espermatozoide ahora nos pide que le llevemos a casa de los amigos, que le vayamos a traer, que le compremos… que le… y para cerrar con broche de oro que, además, no le molestemos cuando se encierre en su cuarto.
Cuando crece la cosa es peor. Perdón. Cuando crece, coma, la cosa es peor (porque tampoco vamos a llamarle cosa al adolescente solamente por haber llegado a semejante estado). Pero la verdad es que en ciertos casos sorprende el inmovilismo de algunos adolescentes.
La evolución de la Humanidad ha consistido en una permanente movilidad. No así el adolescente que parece escapar a esa regla. El cree que no debe moverse. Es verdad que los hay deportistas, y otros que de vez en cuando emprenden alguna aventura campestre, pero no vamos a engañarnos aquí: para la gran mayoría lo único de ágil en sus vidas es la comida rápida. A este paso, la evolución hará que el espermatozoide que venza, el más adaptado, no sea el que más corra sino el que venga con pulgar e índice incorporados, para chatear más rápido o para mandarle un e-mail a su mamá diciendo “¡ya nací!... ven a recogerme”.
Por qué cuando fuimos espermatozoide éramos tan ágiles y entusiastas y ahora no? Sí, ya sé que algunos dirán que el espermatozoide tiene que hacer una carrera de apenas diez centímetros para alcanzar la meta, pero conozco padres que dejan a sus hijos en casa y cuando vuelven los encuentran frente al televisor sin que se hayan movido ni un centímetro.
Acostumbrados solo a preguntarnos sobre la vida después de la Muerte, nunca pensamos en la vida antes de la Vida. Y es un gran error, porque tenemos mucho que aprender del espermatozoide.

Con esto de las regresiones, tan de moda, ya va siendo hora que alguien logre llegar tan atrás y le haga una entrevista. Seguro que encontraríamos a alguien de valía y solidario. El espermatozoide no bebe, no fuma, trabaja en equipo, pero no olvida su misión personal. Los científicos no han descubierto que un espermatozoide le ponga el pie a otro, o que recurran al doping. ¡Noo! Juega limpio, y cuando gana acepta la medalla en silencio (a veces acepta hasta un nombre horrible), y si pierde admite la derrota ¡y listo!
No por eso es un conformista, porque debemos saber que tiene ambiciones. No contentos con llegar al óvulo, en muchos casos han llegado incluso a ser científicos, investigadores, deportistas. Claro que en otros han llegado a ser políticos, o caricaturistas, pero esto no hace sino demostrar que el problema no está en la vida del espermatozoide en sí, sino en lo que después hacen de él. Como el adolescente.
Algún lector quizá me dirá: “si acaso su propuesta es parecernos al espermatozoide, usted Bonil va en muy buen camino…”. Pero no. Mi interés es tan solo patalear, protestar y reclamar porque cada vez nos vamos haciendo más sedentarios y pasivos. Me rebelo ante esta realidad y procuro “embarazarme” de la idea de lograr mayor actividad y dejarme fecundar por el interés de evitar la hipertensión.
Lo único que me preocupa es darme cuenta que este artículo también fue escrito y leído estando sentados…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

lo estoy mandando a mis sobrinos que tienen un 50 por cien de parecido me encanta

Anónimo dijo...

ES LO QUE PIENSO DE MI HIJO CUANDO ESTA NAVEGANDO POR INTERNET, LO QUE MÁS DECEO ES QUE ESTE COLGADO EN LAS BOLSITAS ORIGINALES CON MILLONES, PERDON BILLONES DE AMIGUITOS ÁGILES Y VELOCES PERO COMO SIEMPRE PERTURBABAN A SU DUEÑO Y YO MUY CURIOSA SIN SABER LO QUE ME ESPERABA. ME LAS QUEDE.

Leonor dijo...

SOY LA CURIOSA EL NOMBRE QUE LE PUSE FUE MAURICIO Y SOLO LE GUSTA EL BAILAR,BAILAR BAILARRR

Anónimo dijo...

La razón?: el espermatozoide actúa por el fin para el que fue creado por naturaleza y ese instinto se pierde en gran porcentaje en el momento en el que empezamos a ser educados..en el momento en que empezamos a pensar y creer que nacimos para ser servidos.