martes, 29 de junio de 2010
UN VELORIO “LEVANTAMUERTOS”
Que “la muerte nos desnuda a todos” es verdad de Perogrullo, pero si es en China, indiscutiblemente, la muerte los desnuda más. Especialmente si el funeral es en aquellos pueblitos en que han acostumbrado atraer a los asistentes con espectáculos de striptease.
Sabíamos de funerales donde se ofrecen comidas y bebidas, pero de velorios con bailarinas y desnudos, francamente no. Es que es para morirse. No de risa, sino del estupor porque a más del dolor de perder a un ser querido los deudos podrán perder la libertad e ir presos, según las nuevas ordenanzas chinas que han pretendido erradicar esta costumbre.
Por mi parte, me parece muy bien que haya cuerpos desnudos en mi entierro, pero –como me dijo un amigo- “siempre y cuando no sea el de la viuda de uno”.
Pese a que en Ecuador no acostumbramos esos recursos para atraer público a los sepelios, creo que iré pensando en una lista de atractivos que me aseguren una buena concurrencia el día de mi velorio. Así sentiré que soy un cadáver importante y popular.
1.- Repartiré camisetas con mi foto, al estilo de ciertos candidatos presidenciales, con la leyenda “Yo voté… la toalla”
2.- Boletos con descuentos: “Reviva… con nuestros masajes” (con el auspicio de SENSUAL SPA)
3.- Llaveros, calendarios y recuerdos con la leyenda: “Yo enterré a…”
Sin embargo, debo reconocer que el striptease es la fórmula más efectiva para atraer público. Pero no lo haré, porque la única vez que estuve presente en uno de ellos fue cuando me asaltaron y me dejaron literalmente llucho. Pese a ello no veo con tanta desaprobación si alguien lo intenta. Cierto que si pensamos en los riesgos, existen probabilidades de que en medio velorio alguien muera de infarto, pero es también cierto que las hay de que el muerto se levante…
Si bien suscribo las palabras del poeta cuando canta, “para qué pensar en la muerte, mientras tenga la vida”, no vamos a negar que la muerte (al menos con minúscula) nos acompaña a diario. “Aaayy mi amor –dice la esposa- vengo muerta del cansancio”. “Pobrecita, mi vida –le responden - entonces ven a ver este email a que te mueras de risa”. Se muere de amor el inexperto amante escribiendo cartas que luego de años le harán morir de vergüenza. Se queja la casada muerta en vida; se muere de angustia el editor cuando nos atrasamos con la entrega; nos morimos de iras leyendo artículos como éste… etc. etc. ¡Nos pasamos muriendo! Pero de ahí a pensar en nuestra despedida es otra cosa. Por eso siempre me llamó la atención el que muchos “den la vida” por tener… una buena muerte. O al menos un buen sepelio.
¿No son acaso las aseguradoras las que, con “sonrisa en mano”, nos convencen de que es bueno ir comprando ya el espacio no en el cielo sino en el suelo… (o mejor dicho bajo el suelo)? Los seguros de muerte, las ventas de nichos, y hasta las indulgencias de antaño apuntaban a lo mismo: asegurarnos un espacio en la laaaarga fila al más allá.
Se supo del caso en una ciudad de Colombia en donde al segundo día de velar a un cataléptico, éste se levantó en medio del pánico de los deudos, y lo primero que hizo en su condición de “vuelto a la vida” fue ir a reclamar a la Aseguradora cuando se enteró del incumplimiento de la póliza, y como era de esperarse, ellos negaron su reclamo y él procedió… a morirse de iras para siempre.
La inmortalidad es algo por lo que muchos hasta dan su vida… Yo me contentaré con ser querido en mi existencia, y en mi despedida no haré nada especial. Máximo pondré un rótulo que diga: “No se rían. Hoy sí, creo, es en serio”. Como serio es el striptease en el sepelio de los chinos. ¡Tanto lío por unos cuerpos desnudos en medio velorio! Y no nos damos cuenta que los costos de un funeral ya son como para dejarle en cueros a cualquiera…
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3 comentarios:
muy buenas ...
www.elgallinerohumor.blogspot.com
Excelente! JEJE :-)
Muy bien! Saludos desde Chile
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