¿No están nuestras vidas llenas de virtualidad? Quizá siempre lo estuvieron. Cuando la dama de antaño esperaba la carta de su amado, transportada por barco ¿vivía un amor real o uno virtual? Aquel sentimiento era tan fuerte e intenso que talvez, en el fondo de su corazón, muchas deseaban que nunca llegue a ser real... para que no se estropee.
Bien lo dijo Baudrillard: el simulacro es verdadero.
6 comentarios:
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buen aport me gusto
Ay tan cierto..!
eso de que la amada prefiere ese amor de lejos o virtual para noe stropear ese sentimiento...
es verdad... a veces hay amores que se manejan demasiado bian asi, con esa distancia con ese misticismo...
No será que el que tiene miedo no es la chica sino él... o sea el Bonil?
Me encuentro encantado con tu blog.
Abrazos
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